¿Para quién trabajo?
Leer: Eclesiastés 4:4-16 | La Biblia en un año: Lucas 11:1-28
…
¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien?… (v. 8).
Enrique
trabajaba 70 horas por semana. Le encantaba su trabajo y llevaba a casa un
sueldo considerable para proveer cosas buenas a su familia. Siempre planeaba
trabajar menos, pero no lo hacía. Una noche, llegó con una noticia excelente:
lo habían ascendido a la posición más importante de la compañía… pero no había
nadie en la casa. Sus hijos ya eran adultos y vivían en otra parte, su esposa
estaba dedicada a su propia profesión, y, ahora, la casa estaba vacía. No tenía
con quién compartir su buena noticia.
Salomón
escribió sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre la vida y el
trabajo: «El necio se cruza de brazos, y acaba por destruirse a sí mismo»
(Eclesiastés 4:5 RVC). No queremos llegar al extremo de ser holgazanes, pero
tampoco deseamos caer en la trampa de ser un trabajólico. «Más vale un puño
lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu»
(v. 6); en otras palabras, es mejor tener menos y disfrutar más. Es necio
sacrificar las relaciones interpersonales en el altar del éxito. Los logros son
efímeros, pero las personas son las que hacen la vida significativa,
gratificante y placentera (vv. 7-12).
Si
administramos el tiempo sabiamente, podemos aprender a trabajar para vivir en
lugar de vivir para trabajar.
Señor, muéstrame qué debo cambiar.
Tomado de Pan diario
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